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Ninguno pone los ojos en la muerte; todos alargan las esperanzas, y algunos disponen
tambin lo que es para despus de la vida grandes mquinas de sepulcros, epitafios en
obras pblicas, ambiciosas dotaciones para sus exequias. Ten por cierto que las muertes
de stos se pueden reducir a hachas y cirios, como entierro de nios.
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Lucio Anneo Sneca Tratados morales
Libro sexto
A Polibio
De consolación
Captulo XX
Nuestros cuerpos comparados con otros son robustos; pero si los reduces a la
naturaleza, que destruyendo todas las cosas las vuelve al estado de que las produjo, son
caducos; porque manos mortales, qu cosa podrn hacer que sea inmortal? Aquellos
siete milagros (y si acaso la ambición de los tiempos venideros levantare otros ms
admirables) se vern algn da arrasados por tierra. As que no hay cosa perpetua, y
pocas que duren mucho. Unas son frgiles por un modo, y otras por otro; los fines se
varan, pero todo lo que tuvo principio ha de tener fin. Algunos amenazan al mundo con
muerte, y (si es lcito creerlo) vendr algn da que disipe este universo, que comprende
todas las cosas humanas, sepultndolas en su antigua confusión y tinieblas. Salga, pues,
alguno a llorar estas cosas y las almas de cada uno. Lamntese tambin de las cenizas de
Cartago, Numancia y Corinto, y si alguna otra cosa hubo que cayese de mayor altura;
pues aun lo que no tiene donde caer, ha de caer. Salga asimismo otro, y qujese de que
los hados (que tal vez se han de atrever a empresas inefables) no le perdonaron a l.
Captulo XXI
Quin hay de tan soberbia y desenfrenada arrogancia que en esta inevitable
necesidad de la naturaleza (que produjo todas las cosas a un mismo fin) pretenda que l y
los suyos hayan de ser exentos, queriendo libertar alguna casa de la ruina que amenaza a
todo el orbe? Ser, pues, de grande consuelo pensar cada uno que le sucede lo que
padecieron todos los que pasaron, y lo que han de padecer todos los que vinieren; y juzgo
que por esta causa quiso la naturaleza que fuese comn todo aquello que hizo ms
acerbo, porque la igualdad sirviese de consuelo en las asperezas del hado. Y no te
ayudar poco el considerar que el dolor ni a ti ni a la persona que te faltó ha de ser de
provecho; con lo cual no has de querer dure lo que a entrambos ha de ser infructuoso. Si
con la tristeza hemos de aprovechar algo, no rehso dar a tu desgracia la parte de
lgrimas que ha quedado de las mas, que si te han de ser de algn provecho, todava en
estos ojos consumidos con llantos domsticos hallar algn humor. No ceses, lloremos,
que yo quiero tomar por ma esta causa: A juicio de todos fuiste, oh fortuna, reputada
por acerbsima en haberte desviado de aquel que por beneficio tuyo haba llegado a tanta
estimación, que ya su felicidad (cosa que pocas veces sucede) estaba libre de la envidia.
Ves aqu a quien diste el mayor dolor que pudo recibir vivindole Csar; y despus de
haberle cercado por todas partes, conociste que sola sta quedaba descubierta a tus
heridas. Porque cul otro dao le podas hacer? Habasle de quitar las riquezas? Nunca
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Lucio Anneo Sneca Tratados morales
vivió sujeto a ellas, y ahora en cuanto puede las desecha de s, y en medio de tan gran
felicidad en adquirirlas, ningn otro mayor fruto saca de ellas que la ocasión de
despreciarlas. Habas de quitarle los amigos? Sabas t que era tan amable que con
facilidad podra sustituir otros en lugar de los que le quitases; porque de todas las
personas poderosas que yo he conocido en las casas de los prncipes, a sólo ste he visto
cuya amistad (con ser tan til) se busque ms por afición que por inters. Habasle de
quitar la buena opinión? Tenala tan asentada que no eras poderosa a desacreditarle.
Habas de privarle de la salud? Conocas que su nimo (no sólo criado, sino nacido en
las ciencias) estaba de tal manera fundado, que se levantaba sobre todos los dolores del
cuerpo. Habas de quitarle la vida? Qu tan grande dao piensas que le hacas,
habindole prometido la fama largusima edad? l hizo de modo que sta le durase en la
mejor parte; porque habiendo hecho excelentes obras de elocuencia, se libró de la
mortalidad. Todo el tiempo que durare el dar honor a las letras, y mientras se conservare
el vigor de la lengua latina y la gracia de la griega, vivir entre los insignes varones
cuyos ingenios igualó; y si rehusare esto su modestia, entre aquellos a que se aplicó.
Captulo XXII
Pusiste, pues, la mira en aquellos en que ms le podas ofender; porque cuando cada
uno es mejor, sabe por la misma razón sufrirte ms cuando te ve enfurecida sin causa y
tremenda entre los halagos. Qu te costaba dejar libre de injurias aquel varón a quien
parece haba venido tu liberalidad movida ms por razón que por tu acostumbrado
antojo? Aadamos (si te parece) a estas quejas la buena inclinación de aquel mancebo
que cortaste entre sus primeros acrecentamientos. El difunto, oh Polibio, fue digno de
tenerte por hermano, y t eres dignsimo de no tener ocasión de dolerte aun por muerte de
algn indigno hermano. l tiene igual testimonio de todos los hombres que le echan
menos en honor tuyo, alabndole en el suyo, sin que jams hubiese tenido acción que con
gusto no le reconocieses. T aun para hermano menos bueno, fueras bueno; pero
habiendo tu piedad hallado en l idónea materia, se extendió con ms libertad. Ninguno
conoció con injuria su potencia, a nadie amenazó con que eras su hermano. Habase
ajustado al ejemplo de tu modestia; porque cuanto eres de esplendor a tu linaje, le eres de
carga para que te imite, y l satisfizo a esta obligación. Oh duros hados nunca justos con
las virtudes! Antes que tu hermano conociese su felicidad, fue arrebatado. Bien veo que
esta mi indignación no es suficiente, porque no hay cosa tan dificultosa como hallar
palabras proporcionadas a un gran dolor; pero, ea!, si nos ha de ser de algn provecho,
quejmonos. Qu es lo que quisiste hacer, oh injusta y violenta fortuna? Oh! Tan
presto te arrepentiste de tus ddivas? Qu crueldad es sta? Hiciste división entre dos
hermanos, deshaciendo con sangriento robo la concordsima compaa, y turbando la
casa adornada de tan concordes mancebos (sin que en ellos hubiese alguno que
degenerase) sin razón alguna la sacrificaste. Segn esto, no es de provecho la inocencia
ajustada con las leyes, ni la antigua frugalidad, no la potencia de grande felicidad, no la
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